Medicina tradicional y su visión del colon irritable


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Medicina Alópata y su visión del Colon Irritable

Síndrome del intestino irritable. ¿En qué consiste? ¿Qué es?

Si empezamos a analizando, los términos vemos que es un síndrome, es decir, un conjunto de síntomas y signos que se producen como consecuencia de un problema intestinal que se califica genéricamente de «irritación» y que se representa como «enfado».

Teniendo en cuenta esto, es fácil deducir las posibles manifestaciones clínicas que nos podemos encontrar como:

  • Molestias o dolor abdominal con hinchazón abdominal
  • Alteraciones del hábito intestinal
  • Estreñimiento, Diarrea o ambos.

A partir de esta explicación podemos preguntarnos por los mecanismos que intervienen en este síndrome.

Aunque no se conoce la etiopatogenia, la palabra irritable nos puede hacer pensar que ese intestino es inestable y se «enfada» con facilidad, que es más sensible de lo normal, y eso es cierto, en el sentido de que los mecanismos fisiopatológicos que se usan para explicar este síndrome van en esta dirección.

 Se considera que hay un defecto en los mecanismos de regulación del intestino y una mayor sensibilidad de éste. Esto condiciona que el paciente responda con molestias o dolor abdominal ante estímulos intestinales que normalmente pasarían desapercibidos.

Esto hace que las manifestaciones clínicas sean muy variables y heterogéneas y te puedas encontrar un solapamiento de síntomas.

En cuanto al diagnóstico es importante hacer una historia clínica correcta con la anamnesis y la exploración física. La anamnesis es muy importante porque el diagnóstico es eminentemente clínico. Hay que valorar los síntomas que hemos citado al inicio y cómo afectan estos a la calidad de vida del paciente. Para el diagnóstico se usan los criterios de Roma revisados en 2006 que son:

  • En primer lugar, molestias o dolor abdominal recurrente al menos tres días al mes los últimos tres meses.
  • Segundo lugar, dos de las tres siguientes características: Alivio con la defecación.
  • Asociación con cambio en la frecuencia deposicional.

Asociación con cambio en la consistencia de las heces. Dos de estos tres. En cuanto a la molestia o dolor abdominal recurrente ya he dicho que puede ser muy variable, suele ser un dolor cólico con retortijones y borborismos, es decir, ruidos abdominales, puede haber opresión, pesadez o distensión abdominal, aunque no se ha podido demostrar que tengan más gas de lo normal en el intestino y la localización y duración de estos síntomas son muy variables, tanto en el mismo paciente como entre un paciente y otro.

Cuando se da aisladamente mucha distensión abdominal sin otros síntomas intestinales, se diagnostica de distensión abdominal funcional. Cuando el dolor abdominal, es importante y no está relacionado con otros síntomas, se diagnostica de dolor abdominal funcional. En cuanto a las dos de las tres características que hemos citado, una de ella era el alivio con la defecación y otra es asociación con cambio en la frecuencia deposicional, esto significa que puede haber: Estreñimiento: menos de tres deposiciones a la semana.

Diarrea: que serían más de tres deposciones al día.

O alternante: en este caso se presentan fases de diarrea y estreñimiento intercaladas que pueden durar 10 días o semanas.

Y en cuanto a la consistencia de las heces al cambio de consistencia de éstas puede ir desde heces caprinas o duras hasta heces muy líquidas que provocan incluso incontinencia fecal. A veces se pueden combinar heces duras durante la misma defecación con heces de tipo líquido al final de esta defecación, también son frecuentes síntomas extraintestinales, pero que no son necesarios para el diagnóstico. Por ejemplo:

Puede haber cefaleas, lumbalgias, fibromialgia.

Puede haber sintomatología psicológica: en 50% puede haber ansiedad, también puede haber ataques de pánico, depresión, insomnio.

Puede haber síntomas urológicos como disuria y nicturia.

Puede haber también síntomas ginecológicos como dispareunia, dismenorrea.

Como se puede observar la clínica es muy variable tanto en síntomas intestinales como extraintestinales.

En cuanto a la exploración física suele ser anodina o sólo es una molestia al palpar el marco cólico. A pesar de que el diagnóstico es principalmente clínico, hay también pruebas complementarias recomendables que se realizarán según que haya síntomas que son más importantes y entonces se enfocan estas pruebas. Que haya antecedentes familiares de neoplasia colorrectal, neoplasia de ovario o que haya antecedentes familiares de celiáquia o de enfermedad inflamatoria intestinal, ya sabemos que son la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, en pacientes mayores de 50 años que inician los síntomas o que no han sido estudiados previamente, o cuando el paciente presenta señales de alarma como puede ser un empeoramiento progresivo de los síntomas a pesar del tratamiento, fiebre, pérdida de peso, hemorragias digestivas altas o bajas.

En todos estos casos se harán pruebas complementarias orientadas a descartar otras causas del cuadro clínico que se presente.

 ¿Qué exámenes piden?

Pues podemos pedir analíticas con hemograma, bioquímica, hormonas tiroideas, pueden pedir anticuerpos antigliadina para descartar enfermeda de celíaca en casos de diarreas pueden pedir coprocultivos o cultivos de parásitos en heces, sangre oculta en heces

Ecografía abdominal. Colonoscopia. TC abdominal. Manometría abdominal. Se piden pruebas que se consideran oportunas dentro de lo razonable para hacer el diagnóstico diferencial.

Tratamiento del síndrome del instestino irritable.

En el 70% de los casos la situación es leve. Mejora con placebo en un 30% de las ocasiones y se recomiendan medidas higiénico-dietéticas: no fumar, no beber alcohol, dieta equilibrada, ejercicio, relajación….y también pueden añadirse prebióticos y probióticos que se ha visto que mejoran la sintomatología.

Un 20% de los casos moderados y pueden requerir un abordaje farmacológico según el síntoma que predomine. Por ejemplo, se usan laxantes osmóticos para el estreñimiento, procinéticos como la cinitaprida para la distensión abdominal, loperamida para la diarrea, espasmolíticos para el dolor como por ejemplo el metilbromuro de hioscina y el bromuro de otilonio. Y después tenemos un 5% de casos graves que pueden requerir un tratamiento más intenso para el dolor como antidepresivos tipo amitriptilina o fluoxetina. La linaclotida también se ha usado en casos moderados y graves. Y sobre todo un abordaje multidisciplinar que incluya también una terapia cognitivo-conductual.

¿Por qué es importante este síndrome?

 Porque constituye del 4 al 14 % de las consultas de atención primaria y de un 20 al 50% de las consultas de digestivo.

Estos síntomas digestivos pueden darse de un 10 a un 20% de la población, incluidos niños, aunque es menos prevalente en ancianos. Y en cuanto a sexo, se da dos a cuatro veces más en mujeres que en hombres, aunque no hay diferencias entre razas.

Todo esto lo comento porque implica un gran coste social en cuanto a consultas, pruebas complementarias y absentismo laboral.

Como conclusión, el síndrome del intestino irritable es un problema de salud relativamente frecuente que se caracteriza principalmente por dolor o molestias abdominales asociadas a anomalías en el ritmo deposicional sin que se encuentren causas orgánicas que las justifiquen por los medios habituales.

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